
Historia de la Halterofilia Olímpica
Una evolución que pasó de levantar objetos pesados como espectáculo, utilizando cualquier método posible, a convertirse en uno de los eventos deportivos más técnicos y prestigiosos del mundo.
La práctica moderna del levantamiento de pesas comenzó con el levantamiento de piedras en las culturas antiguas de Grecia, Egipto, Palestina y Asia.
Existe evidencia de movimientos de fuerza en la tumba del príncipe egipcio Baghti, que data aproximadamente del año 2040 a.C. (Stone et al., 2006). Además, en un texto del siglo IV, San Jerónimo —conocido por traducir la Biblia al latín— menciona: “En las ciudades de Palestina hay una antigua costumbre, que se ha conservado hasta nuestros días en toda la tierra judía, en la que los jóvenes practican con piedras redondas. Estas se levantaban según la capacidad de cada uno: algunos hasta las rodillas, otros hasta la cadera, y algunos hasta el hombro o la cabeza. Levantar por encima de la cabeza fortalecía sus brazos y les permitía mostrar su extraordinaria fuerza” (Stojiljkovic et al., 2013). Curiosamente, levantar objetos como una barra hasta la cadera, el hombro y por encima de la cabeza es precisamente lo que se hace en la halterofilia olímpica.
La práctica moderna del levantamiento de pesas comenzó a hacerse notar en Europa a mediados del siglo XIX, con el surgimiento de clubes de entrenamiento de fuerza en Austria y Alemania (Stone et al., 2006). A finales del siglo XIX, el “levantamiento” se consolidó como una forma de ejercicio. De esta práctica nacieron los forzudos que se veían en los circos de la época. Estos realizaban diversos levantamientos a una y dos manos, que serían la base de los movimientos olímpicos actuales (Stojiljkovic et al., 2013).
En 1891 se celebró el primer Campeonato Mundial de Halterofilia en Londres (Stone et al., 2006). Cinco años después, en 1896, el levantamiento de pesas debutó en los Juegos Olímpicos (Stojiljkovic et al., 2013). Sin embargo, en ese entonces el deporte era muy diferente: los equipos no eran los mismos y los levantamientos se realizaban de cualquier forma que permitiera alzar el peso. Tras aparecer solo una vez más en los siguientes 24 años (en 1904), la halterofilia formó su propia federación en 1905 y fue reconocida por el Comité Olímpico Internacional (COI) en 1914 (Stone et al., 2006). Finalmente, en 1920, la halterofilia se estableció como deporte olímpico oficial.

Para los Juegos de 1928, los movimientos se estandarizaron: el arranque, el dos tiempos y el envión (clean and press) con dos manos. La halterofilia ganó rápidamente popularidad en Estados Unidos, que entre las décadas de 1930 y 1960 produjo numerosos campeones olímpicos (Stone et al., 2006).
Un problema frecuente en ese entonces era el desgaste de las barras. En competición, muchas barras se rompían por el peso excesivo y el impacto constante al soltarlas. Esto afectaba tanto el rendimiento como la seguridad de los atletas.
En 1957, una empresa sueca de electrodomésticos llamada Eleiko comenzó a fabricar barras de halterofilia con su reconocido acero sueco. En 1963, estas barras se usaron en el Campeonato Mundial en Estocolmo. En este evento con 134 atletas de 32 países, Eleiko revolucionó el deporte al ser la primera barra en resistir toda la competencia sin sufrir daños.
En 1967, Eleiko desarrolló el primer disco bumper, inspirado por la idea de un jefe de taller que envolvió neumáticos de bicicleta alrededor de los discos de acero. Eleiko también mejoró el rendimiento de sus barras con el uso de rodamientos de agujas, permitiendo un giro más suave que aumentaba la seguridad y eficiencia en el levantamiento.
La halterofilia se volvía cada vez más precisa, con mejor equipamiento. Aun así, en 1972 se eliminó el envión (clean and press) de las competencias debido a la dificultad para juzgarlo. Desde entonces, los movimientos olímpicos son solo dos: el arranque y el dos tiempos.
En los años 80, la halterofilia femenina ganó terreno, especialmente en Estados Unidos y China. El primer Campeonato Mundial femenino se celebró en 1987 y el deporte se integró oficialmente en los Juegos Olímpicos del año 2000 (Stone et al., 2006).
Históricamente, los atletas de élite —hombres y mujeres— suelen compartir características físicas que favorecen la palanca y la producción de fuerza: extremidades más cortas, torsos largos, mayor masa muscular magra en proporción a la grasa corporal, y menor estatura comparada con otros atletas del mismo peso corporal. Estas cualidades son ideales para levantar grandes cargas del suelo por encima de la cabeza, gracias a una mayor sección transversal muscular y mejor ventaja mecánica (Stone et al., 2006).
La halterofilia olímpica ha recorrido un largo camino. De ser una demostración de fuerza a convertirse en uno de los deportes más técnicos y respetados del mundo. También es una de las formas de entrenamiento más efectivas para mejorar el rendimiento en el deporte y en la vida, sin importar la edad o el nivel del atleta.
Referencias
Stojiljković, N., Ignjatović, A., Savić, Z., Marković, Ž., & Milanović, S.M. (2013). HISTORY OF RESISTANCE TRAINING (Professional paper).
Stone, M. H., Pierce, K. C., Sands, W. A., & Stone, M. E. (2006). Weightlifting: A Brief Overview. Strength and Conditioning Journal, 28(1), 50. https://doi.org/10.1519/1533-4295(2006)28[50:wabo]2.0.co;2